La educación en México enfrenta grandes retos relacionados con otros problemas estructurales de desigualdad social. La población más pobre, las comunidades rurales e indígenas y los niños en contextos hostiles son quienes se enfrentan con más barreras en el camino para ejercer efectivamente el derecho a la educación.
“Nunca había tenido un problema con no saber inglés o no tener la costumbre de leer, la verdad. Hasta las películas se pueden ver en español, siempre al esfuerzo mínimo, ¿sabes?, pero para entrar a la UNAM, ahí sí lo di todo, lo intenté tres veces antes de quedar y, por poco, deserto. Yo tenía miedo de necesitar el inglés, pero luego me di cuenta de que hasta para hacer investigaciones estaba atrasada en comparación con mis compañeros”, dice Sara Carillo a El Economista.
Sara Carillo ingresó en el 2016 a la Facultad de Derecho de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y se mantiene en la lucha por terminar los créditos y graduarse.
Además de tener complicaciones para acreditar el segundo idioma, un requisito básico para titulación, Carrillo dice haber enfrentado obstáculos para realizar trabajos de investigación, hacer lecturas al ritmo de las clases y realizar entregas de proyectos en tiempo y forma. “Creo que son habilidades que uno desarrolla antes, en la primaria, sobre todo”, dice.
La educación básica —que integra preescolar, primaria y secundaria— atiende a casi 25 millones de niños y adolescentes en México y es uno de los rubros sociales con mayor desigualdad y estancamiento. Además, el grupo de estudiantes que cursa estos primeros años de vida escolar fue el más golpeado por los confinamientos durante la pandemia Covid-19.
Esas habilidades de las que habla Sara Carrillo son evaluadas, con parámetros globales, en las pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes) impulsadas por la OCDE. Para el ejercicio del 2022 se observó que México bajó calificaciones en todas las áreas de estudio, incluso tocó niveles no vistos hace más de una década.
En 2022, México cayó 14 puntos en el desempeño promedio en matemáticas, nueve puntos en ciencias y cinco puntos en comprensión lectora en comparación la medición previa del 2018. Ni siquiera el 1% de los alumnos de educación básica son sobresalientes, un nivel significativamente bajo si se compara con economías similares que tuvieron entre 7 y 9% de sus alumnos con resultados sobresalientes.
Pero México, no sólo tiene poquísimos alumnos sobresalientes, también tiene muchos que no cumplen con las competencias mínimas para su grado académico: 66% de los alumnos tuvieron un desempeño por debajo del mínimo requerido en matemáticas, lo que implica que no logran interpretar y reconocer, sin instrucciones directas, matemáticamente una situación simple como comparar distancias entre rutas alternativas o convertir precios entre distintas divisas.
El 51%, la mitad, de los estudiantes no mostró habilidades para realizar explicaciones correctas de fenómenos científicos familiares, ni identificar, en casos simples, si una conclusión es válida con base en los datos proporcionados.
Por su parte, en el área de comprensión lectora se observó que 47% de los alumnos en México no logran encontrar la idea principal en un texto de extensión moderada, encontrar información basada en criterios explícitos, ni reflexionar sobre el propósito y la forma de los textos.
“Es un poco raro, ¿no?, porque una piensa que saber leer es conocer las letras y asociarlas con algo, pero no. Yo he batallado con eso, a veces tenía que leer tres o cuatro veces una página para poder comprenderla. Al final en Derecho (la carrera) se trata de eso, de saber leer”, dice Sara entre risas.
En el aprendizaje de inglés, el idioma en el que se escribe la mayoría de los textos educativos y documentos profesionales en el mundo, también se retrocedió ligeramente. En 2022, México se ubicó en la posición 89 de 113 países en el dominio de inglés, de acuerdo con el English Profiency Index, elaborado por Education First (EF).
Aunque la baja en las competencias de los estudiantes es una tendencia global, en México ha sido más profunda. Las brechas persistentes de desigualdad regional, de ingresos y de género obstaculizan el avance de la educación en México, adicionalmente, se han observado recortes presupuestarios en los años recientes.
¿Por qué no logran los alumnos mejorar su desempeño académico?
Asistir a la escuela, sacar buenas notas, estar en el cuadro de honor, terminar el año y seguir estudiando de manera continua es casi imposible para muchos niños, adolescentes y jóvenes del país. Aunque la educación es un derecho, todavía hay un largo camino para acceder efectivamente a él.
La disponibilidad educativa es limitada en muchas regiones, en muchos casos la educación es inaccesible, otros estudiantes enfrentan carencias económicas, no tienen alimentación de calidad, sufren de violencia familiar o se desarrollan en contextos hostiles. Aquí algunas cifras que muestran las brechas y retos en la educación:*
A escala nacional, la tasa promedio de años de estudio es de 10.3, lo que implica estudiar primaria, secundaria y apenas un año de preparatoria
En algunas localidades urbanas la tasa de escolaridad es de 12 años, en promedio, mientras que en algunos municipios pobres cae a 7 años
Al menos 2 de cada 10 estudiantes en México presentan rezago educativo, lo que significa que no cursan el grado educativo acorde a su edad
El rezago educativo en el decil I (los más pobres) es casi 30 puntos mayor que en el decil X (los más ricos)
El estatus socioeconómico de los estudiantes representa cerca del 10% de la variación en el desempeño de los alumnos
El 37% de los jóvenes de 15 a 21 años que cuentan con secundaria terminada no asisten a unidades de educación media superior (preparatoria o bachillerato)
Sólo 3 de cada 10 alumnos de la educación básica en situación de pobreza extrema reciben una beca
Cerca de 1.5 millones de estudiantes de educación básica enfrentan tiempos excesivos de traslado a las instituciones educativas
El 22% de los estudiantes de secundaria en México tardan más de una hora en llegar a sus escuelas
La disponibilidad de unidades de educación media superior se reduce casi a la mitad en zonas rurales; 40% de los alumnos en este grado tardan más de una hora en llegar a sus escuelas
2 de cada 10 estudiantes de primaria y secundaria no cuentan mobiliario básico en sus escuelas, para la preparatoria la cifra escala a 7 de cada 10
Cerca del 3% de las instituciones académicas no cuenta con sanitarios
Sólo 23% de las escuelas de educación básica cuenta con infraestructura adecuada
La educación media superior es donde más estudiantes desertan; 9 de cada 100 inscritos dejan la escuela antes de concluir el ciclo escolar
Entre 25 y 30% de los estudiantes que abandonan la preparatoria, lo hacen por falta de recursos económicos
Para las mujeres, además del dinero, otros factores de abandono escolar son el matrimonio, el embarazo o la necesidad de cuidados en su hogar
1 de cada 4 estudiantes asegura sentirse solo o como un extraño en la escuela
El 19% de las mujeres y el 17% de los hombres en educación básica son víctimas de bullying o acoso escolar
En 2023 el presupuesto público funcional destinado a la educación cayó a su nivel más bajo en una década
Los recursos destinados a la educación equivalen a apenas 3% del PIB nacional
“Yo creo que es muy importante poner el foco en eso, en la educación primaria, donde más aprendes o, como en mi caso, donde se te va la oportunidad de aprender y te toca ponerte al corriente después. Por eso mucha gente lo deja, porque no está fácil aprender lo de seis o nueve años”, agrega Carrillo.
Acceder efectivamente a la educación es fundamental para el cierre de desigualdades, para la movilidad social y económica, para el acceso a la independencia de ingresos y al trabajo digno.
Datos recopilados con información del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), de la Prueba PISA 2022 de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), de la Secretaría de Educación Pública, de la ENAPE (Encuesta Nacional sobre Acceso y Permanencia Escolar) 2021 y de la SHCP (Secretaría de Hacienda y Crédito Público).
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